Protección a la propiedad intelectual

Por Rodrigo Velasco Santelices
Fuente: La Tercera (26/04/2010)
http://www.latercera.com/contenido/895_254492_9.shtml

Cada año la Ompi (Wipo su sigla en inglés, World Intellectual Property Organization) y sus estados miembros celebran hoy como el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, para resaltar y dar a conocer que la protección de estos derechos no fomenta únicamente la música, las artes y el ocio, sino también todos los productos y las innovaciones tecnológicas que dan forma al entorno de nuestra vida cotidiana y al crecimiento de nuestra economía.
Gran parte de la gente medianamente culta conoce la propiedad intelectual en lo que se refiere a derecho de autor, marcas y patentes.  Pero todavía son muchos quienes consideran que se trata de cuestiones empresariales o jurídicas, sin mucha repercusión en sus vidas.
Se equivocan quienes así lo creen: la propiedad intelectual debe protegerse y fomentarse por varios motivos. Porque el progreso y el bienestar de la humanidad dependen de su capacidad de crear e inventar nuevas obras en los ámbitos de la tecnología y de la cultura. Porque mediante la protección jurídica de las nuevas creaciones se incentiva la inversión en nuevos recursos, lo que propicia que se siga innovando. Y porque con su fomento y su protección se estimula el crecimiento económico, se generan nuevos puestos de trabajo y nuevas industrias y se enriquece y mejora la calidad de vida.
Los derechos de propiedad intelectual recompensan la creatividad y el esfuerzo humano. Por ejemplo: las industrias multimillonarias del cine, de grabación de sonidos, del sector editorial y del informático, que hacen más agradable la vida de millones de personas, no existirían sin la protección del derecho de autor.
Sin las recompensas previstas en el sistema de patentes, los investigadores e inventores estarían menos motivados para seguir creando mejores y más eficaces productos de consumo (como nuevos medicamentos, vitales para la salud), y los consumidores no comprarían bienes ni pagarían servicios con toda confianza si no existiera una protección fiable de las marcas famosas ni se hubiera establecido medidas para combatir la falsificación y la piratería.
Chile es país miembro de la Ompi desde 1975 y en tal calidad está comprometido con los principios y objetivos que guían a esa organización. Mucho se ha hecho en todos estos años, habiéndose dado en el último gobierno un paso muy importante al crearse el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi) y la Brigada contra los  Delitos de la Propiedad Intelectual (Bridepi). Pero queda mucho por hacer, ya que la piratería y la falsificación siguen muy presentes en todos los ámbitos del quehacer nacional, lo que no se condice con el desarrollo económico del país.
Estamos esperanzados en que las actuales autoridades seguirán la senda correcta, propiciando las iniciativas para una adecuada protección de la propiedad intelectual. Es necesario que logremos ser respetados, de una vez por todas, como miembros de la comunidad de países más avanzados en esta materia.
Para eso no basta con modificaciones legislativas, por mucho que ayuden, sino que necesitamos la voluntad política para combatir efectiva y enérgicamente dicha lacra, incluyendo la adecuada educación de los chilenos (ya que aún muchos creen erróneamente que nada malo hacen al comprar productos falsos o pirateados).
Ojalá que el Día Mundial de la Propiedad Intelectual sea fuente de inspiración para la política de nuestros nuevos gobernantes en esta materia.